Es una planta herbácea muy frecuente en Europa, parecida a la ortiga mayor, pero que carece de sus propiedades urticantes. Las sumidades floridas contienen como principios activos saponósidos triterpénicos; mucílagos; flavonoides (lamiósido); ácidos fenolcarboxilílicos (rosmarínico), un glucósido iridoide (lamálbido), taninos catéquicos (5-10%); trazas de aceite esencial; betaína (estaquidrina). Estos compuestos le proporcionan actividad expectorante, antihipertensivo y antiinflamatoria por los saponósidos; diurética, por los flavonoides, tónica, astringente, antiséptica y ligeramente hemostática, por los taninos y fenoles. Además es demulcente, por la acción de los mucílagos. Se indica en gripe, resfriados, faringitis, laringitis, bronquitis, enfisema y asma; en gastritis y diarreas; hipertensión arterial; en cistitis y como coadyuvante en tratamientos en los que se requiera un aumento de la diuresis. Popularmente se ha usado en el tratamiento de las metrorragias, dismenorreas, como depurativo para "rebajar la sangre", antirreumático e hipoglucemiante, y externamente en eccemas, ictiosis, escoceduras, abrasiones e irritaciones cutáneas, hiperhidrosis, vulvovaginitis, hemorroides, glositis, estomatitis, faringitis, parodontopatías, heridas y quemaduras. Los últimos estudios llevados a cabo con esta especie han puesto de manifiesto los beneficiosos efectos de la ortiga en el tratamiento de la gota y el exceso de ácido úrico.