Además de ser un condimento culinario, las hojas y semillas contienen aceite esencial (3-6%): fenilpropanos (apiol, miristicina), terpenos (alfa y beta-pineno); flavonoides: apiósido, luteolol, apigenol; vitaminas A, B, C; sales minerales (hierro, calcio, fósforo, magnesio, sodio, potasio, yodo, manganeso, azufre); trazas de furanocumarinas: bergapteno; enzimas: diastasas. En las raíces destaca el aceite esencial (0,5-1%): apiol, miristicina; flavonoides: apiósido; poliínos: falcarinol; furanocumarinas: bergapteno, oxipeucedanina, isoimperatorina. Los flavonoides, el aceite esencial y las sales potásicas le confieren una acción diurética. El apiol es aperitivo, digestivo, espasmolítico, emenagogo, vasoprotector y vasodilatador, acción esta última reforzada por la miristicina. Por su riqueza en vitaminas y sales minerales es tónico, remineralizante y antianémico. La acción diurética de las raíces es más suave que la de los frutos. Popularmente tiene aplicaciones similares a las de los frutos. Se indica en anemia, convalecencia, inapetencia, dispepsias hiposecretoras, flatulencias, situaciones en las que se requiera un aumento de la diuresis, en amenorrea y dismenorrea. Las hojas masticadas se emplean para combatir la halitosis. La fototoxicidad de las furanocumarinas, podría ser aplicable en enfermedades dermatológicas por hipopigmentación, como el vitíligo.