Es una planta muy conocida en Asia y en todo el Oriente (Arabia Saudita, Egipto, etc.) y en países que rodean al Mar Mediterráneo. Ha sido utilizada como remedio para diversos trastornos desde hace 3.000 años, siendo una de las bases de la medicina islámica. Las semillas han sido usadas como condimento y como remedio terapéutico; son estimulantes digestivas, carminativas, diuréticas, antihelmínticas y antiasmáticas. Contienen más del 35% de aceite, el cual a su vez contiene aproximadamente un 0,5% de aceite esencial o fracción volátil. El porcentaje de esta fracción volátil varía con la procedencia de la planta. El análisis químico del aceite esencial nos da un 18,4-24% de timoquinona y 46% de monoterpenos como el p-cimeno y el α-pineno y nigellona, que son los principios activos de la planta y parte responsable de la acción terapéutica. El aceite de Comino Negro es muy rico en ácidos grasos insaturados, entre ellos linoleico, oleico y eicosadienoico, los cuales son de gran valor como suplementos nutricionales. Se indica como vermífugo y tónico (proporciona energía) en alergias, toses, resfriados, bronquitis, fiebre, gripe, asma y enfisema respiratorio. Algunos de sus componentes han mostrado una acción como antihistamínico que explica los efectos positivos en enfermedades respiratorias de las vías aéreas superiores inclusive el asma, la bronquitis, y la tos. El aceite que está en las semillas aumenta el flujo de la leche materna lo que explica su uso popular como un galactagogo. En cantidades grandes, sin embargo, las semillas han sido utilizadas también como abortivo.