igualmente hay que apartar raíz de genciana, una vez majada y cribada. Cuando alguien es mordido por un perro rabioso hay que echar en 4 ciatos de vino sin rebajar, dos cucharadas de ceniza de cangrejos y una de genciana y tras haberlo mezclado con algo como harina de cebada remojada, beberlo desde el primer día hasta cuatro días. Si se administra el medicamento desde el principio aplíquese de ese modo, si han pasado dos o tres días desde la mordedura, cuando se empieza el tratamiento, hay que dar una dosis triple de la que hemos dicho para cuando se aplica desde el principio. Este es <el mejor> remedio para [todos] los mordidos por perro rabioso, éste, él solo, fue suficiente para algunos y debe usarse con confianza. A causa de que se gana en seguridad acudiendo
[17] a otros remedios frente a un peligro serio que parece inevitable, nada impide usar también el resto de remedios. Es preferible eso a aguantar inútilmente remedios inhumanos, si así llega a suceder, o correr un peligro serio por despreocuparse.
No hay que preocuparse tanto, en el caso de mordidos por perro rabioso, de las grandes heridas como de las pequeñas y semejantes a heridas de rascado. Por causa de las mayores, al verterse mucha sangre en gran cantidad puede también limpiarse y desaparecer el veneno, mientras que en las menores no ocurre así en ningún caso. En el caso de las mayores hay que arrancar las carnes que se han desprendido allí y los bordes de la herida hay que recortarlos en derredor con vigor; si se ha recolocado la carne con puntos de sutura
[18] o con una pinza, debe completarse el recorte. En uno u otro caso, hay que hacer incisiones en círculo más profundas para que salga mucha más sangre que contrarreste a la dosis de venenos que circula por el cuerpo
[19]. Un emplasto de coloquíntida, por la inflamación intensa, sería un gran beneficio, de forma que disuelva la fuerza del veneno.
[Sobre el cauterio]
El cauterio es remedio muy eficaz para los venenos de animales. El fuego, que tiene más intensidad que cualquier fuerza venenosa, al mismo tiempo domina y evita que el veneno sea llevado al interior, y la parte en la que domina provoca un efecto nada casual en la aplicación del remedio subsiguiente, al permanecer la ulceración mucho más. Hay que vigilar que la escara no decaiga sobre todo para que sus partes no se cierren demasiado deprisa. Pero, si es posible, hay que vigilar mucho la demora de las ulceraciones y que permanezcan inflamadas y sucias. Se conseguirá que estén así, con la aplicación de carne en salmuera, ajo silvestre majado y cebolla del mismo tipo; de licores, como el de Cirene, o el que se llama de Media o el de Partia. Que se apliquen granos de cebada, machacados y sin machacar, pues empapados, al remojarlos, ensanchan las heridas. Algunos creen que los machacados tienen un efecto contrario si se ha abstenido uno de tomarlos machacados.