algunas partes de su significante no están por lo que significan, sino sólo para pronunciarlas. Igual que los casos de ‘bolsa’ (
mársippos) o ‘descubrir’ (
anakalýptein), no contienen el significado propio y habitual, así también ocurre que en ‘provocar muerte’ se introduce algo arrastrado y sin significado propio.
A continuación pasan a las diferencias de las causas
[12]; afirman que algunas son ‘precursoras’ (
prokatarktiká), las que tras provocar la enfermedad desaparecen, por ejemplo, un golpe, un enfriamiento, una quemadura o cosas parecidas; otras son ‘complexivas’ (
synektiká), porque provocan la enfermedad y permanecen, quiere decir, que mientras están presentes también lo están sus resultados, si aumentan, también aumentan éstos, si disminuyen, también disminuyen, si cesan, también cesan; las absolutas (
autotelê) son las que ellas solas provocan la aparición de los resultados. Esos son los tipos diferentes de causa más aceptados. Resulta que la ‘provocadora de muerte’ (
phthoropoiós) no puede atribuirse a ninguna de ellas: en efecto, no es ‘precursora’, puesto que la enfermedad permanece y no se aparta del cuerpo; tampoco se podría decir que es ‘complexiva’ (
synektikón), pues la enfermedad se hace intensísima aunque sea el resultado de la mordedura de un perro. Si ni es ‘precursora’, ni es ‘complexiva’, tampoco es absoluta, ni concausal. Si no es posible encajar lo ‘provocador de muerte’ entre ninguna de las causas, estamos de acuerdo en que ni siquiera es causa. Así son sus afirmaciones y así son los hechos: hay que concederles que algunos términos tienen partes que no son significativas de cosas, sino que sólo se producen para pronunciarlas; ahora bien, son pocos casos: ‘provocadora’ en ‘provocadora de muerte’ no se produce de forma parecida a los otros ejemplos; tiene un significado pleno absolutamente; en efecto, igual que el término ‘muerte’ (
phthóra) significa la evolución hacia lo peor, así también hay que hacer caso a ‘provocadora’ (
poieîn), pues sólo con ‘muerte’ no denota nada
[13]. Ese término que todos entienden, finalmente lo transforman en uno sin significado y es parecido a decir que
paidí tiene
dípsos [14].
Si conceden que al que está sano le ocurre la enfermedad por la ‘muerte’ están claramente de acuerdo también en el ‘provocadora’, si no es que algo en la ‘muerte’ es causante de efectos. Cualquier cosa que ‘provoca’ y produce efectos en elementos subyacentes en los cuerpos, se puede demostrar que es individualmente causa, en el caso de los venenos mortales que se introducen. Pero también afirman que algo sucede que está sujeto a las diferencias que establecen entre causas. En ese punto vienen las vacilaciones, por no poder adoptar con exactitud una de las causas de su división. Es decir, entre los dogmáticos también se afirma que hay una causa y que ésta puede ser en parte ‘preparadora’ (
paraskeuastikón)
[15] y en parte ‘complexiva’ (
synektikón), así por ejemplo, la lesión en un ganglio tumefacto y la fiebre por esos ganglios, se juntan lo concurrente con lo consecuente, como la caída y la fractura.