muchas veces, o porque tras beberlo vomitan su veneno o porque murieron al caer, son causantes de muerte a quienes lo ingieren. Quede dicho esto para no sufrir intrigas y precaverse de esos peligros.
Si algunos voluntariamente lo ingirieron o han tomado por intriga de alguien, se hará necesario ayudarlos sin demora. Es poco adecuado para el tratamiento esperar a que se manifiesten los signos de cada uno de los venenos porque con el tiempo se hacen más difíciles de tratar. Así pues, si quienes lo han ingerido y están enfermos reconocen el veneno que han bebido, o alguno de los presentes, hay que acudir de inmediato al remedio correspondiente: con facilidad mejoraremos sus condiciones según la naturaleza y la disposición particular. No estamos de acuerdo con los que dicen que no hay absolutamente ningún tratamiento posible frente a ellos. ¿Cómo es que admiten tratamiento las enfermedades frente a causas que se desarrollan en el interior del cuerpo y resulta que los síntomas por venenos externos son intratables? Todos los padecimientos del cuerpo por igual tienen tratamiento o no, en función de la magnitud de las causas que acontezcan, de las distintas disposiciones previas y tendencias del cuerpo. Si algunos de ellos han caído en incapacidad de hablar, sinrazón o alguna otra cosa por lo que no quieren expulsar el veneno nos resultará imposible reconocerlo. Hay que acudir con rapidez a lo que conviene por igual a quien ha bebido cualquier veneno. No se puede administrar ningún remedio más aplicable a todos que vaciar hacia fuera el veneno ingerido por el procedimiento más rápido antes de que se haga fuerte. Por lo que sin demora hay que administrar aceite caliente para obligar a vomitar por sí solo o con agua. Si no hubiera aceite porque no lo produce el lugar, en lugar de aceite, mantequilla con agua caliente o
malva, o
linaza, o
uva de mar, o
alholva, u
ortiga mayor, o decocción de cereal. Pues no sólo esos remedios vaciarán con los vómitos, provocando una relajación beneficiosa y un mareo, también relajará el vientre y resultará lo más contrario a la capacidad de perjudicar de los venenos, haciendo que sus cualidades astringentes pierdan fuerza, Hay que entender con claridad lo siguiente: si alguien ha decidido ulcerar por dentro con
cal viva [6],
hez de vino [8],
cantárida, o algún otro producto astringente, el cuerpo recibirá una unción interna con el aceite y no podrá ulcerarse por causa del veneno. De hecho si uno quiere astringir o enfriar con fuerza no es posible hacerlo si antes ha tomado algo graso.
El vómito beneficia no sólo por aquello perjudicial que hace evacuar y expulsar, también porque pone en evidencia algunas veces lo ingerido; por el olor, por los coágulos, por el color. Por el olor y amargor, el
meconio; por el color, el
albayalde o el
yeso; por los coágulos la leche o la sangre reciente; por la cualidad del alimento vomitado y su olor, la
liebre marina y el
sapo; porque